lunes, 15 de junio de 2009

Monumentos Arquitectonicos Destacados


Sagrado Palacio o Gran Palacio Imperial de Constantinopla

Uno de los más impresionantes recintos palaciegos jamás construidos que apenas quedan restos.

Sede del poder bizantino desde el siglo IV hasta el XII.

El Gran Palacio se levantaba en un espacio delimitado, al norte, por la plaza del Augusteón y la gran iglesia de la Divina Sabiduría (Hagia Sophia), al oeste por el Hipódromo y al este por el mar. Continuamente ampliado y restaurado por los distintos emperadores, este conjunto palaciego que comprendía -además de los alojamientos imperiales-, salones de recepciones, patios, jardines, almacenes, cuarteles, arsenales, talleres, iglesias, etc. Se extendía en el siglo X por una superficie de unas 40 hectáreas (Constantinopla abarcaba unas 13.000).

Santa Sofia de Constantinopla

El edificio conocido como Santa Sofía de Constantinopla o Divina Sabiduría (Hagia Sofia) fue mandado construir por el emperador Justiniano, durante el período artístico conocido como Primera Edad de Oro del arte bizantino. Su ámbito cronológico abarca desde el año 532 al 537 y sus autores fueron Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. Los materiales usados fueron piedra y ladrillo para los muros, mármoles de colores para las columnas y el pavimento, planchas de cobre en el interior, etc.

En Santa Sofía contrasta enormemente el distinto tratamiento que se le da al interior y al exterior del edificio. En el exterior, el edificio se concebía como un ejemplo de equilibrio, con nítidos volúmenes, que dejaban traslucir la estructura interna, con los materiales desnudos, sin decorar.

En el interior, en cambio, el efecto es otro. Se trata del espacio más importante, dominado por la gran cúpula que, a causa de las ventanas del tambor parece estar ingrávida, elevándose en el aire. Como los muros interiores estaban totalmente decorados, la intensa luz del Mediterráneo oriental al derramarse sobre ellos, crea una sensación de irrealidad, de espacio realmente “mágico”, encantado, dedicado a la divinidad, que no es de este mundo. La cúpula acentúa la concepción de espacio central (símbolo celeste por estar más cerca del cielo, por tanto representa a la Divinidad, que también se manifiesta por la luz que emana de ella).

En la nave central nos encontramos con otra de las peculiaridades de Santa Sofía, la tribuna, en la que le monarca tiene su trono. El antiguo matronium cede su puesto al palco real, lo que va a servir de modelo para las iglesias palatinas occidentales.

Esta iglesia es un lugar dedicado tanto a la glorificación de Dios como del Emperador, con una jerarquización del espacio que deja traslucir el rígido protocolo de la corte, reflejo de la influencia
oriental en la cultura bizantina.

Hipodromo de constantinopla

El hipódromo suele ser asociado a los días de gloria de Constantinopla cuando era la capital imperial, sin embargo, el monumento es anterior a esa fecha. El primer hipódromo se construyó cuando la ciudad aún se llamaba Bizancio, siendo una ciudad provincial de moderada importancia. En el año 203, el emperador Septimio Severo reconstruyó la ciudad, aumento sus murallas y la dotó de un hipódromo.

La pista de carreras tenía forma de U, y el Kathisma (el palco del emperador) estaba situado en el extremo este de la pista. Al Kathisma se podía acceder directamente desde el Gran Palacio a través de un pasillo que solo el emperador y otros miembros del la familia imperial podían utilizar. Sobre las casillas del hipódromo había cuatro estatuas de caballos construidos en bronce representando una quadriga, colocadas en el extremo norte. Actualmente a las estatuas de caballo se les llama Caballos de San Marcos.

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